¿Por qué es fundamental esta etapa?
Porque es aquí donde el coach respondiendo a su práctica ética y acatando el código de ética correspondiente, puede determinar si el proceso de coaching es viable respaldado en las distinciones entre coaching, consultoría, psicoterapia y otras profesiones de apoyo que puedan ser la opción correcta para el cliente según su necesidad.
Es importante destacar que, no se puede solicitar coaching para una tercera persona, este es un proceso personal y debe ser una demanda realizada por el propio cliente. Muchas veces, llegan a las entrevistas con el coach profesional, personas que expresan el deseo de que sus parejas, hijos, amigos o familia, inicien el proceso. Debe entenderse que cada cliente debe ser consciente de lo que implica un proceso de coaching, debe asumir la responsabilidad y el compromiso de este, y esto no se logra cuando no existe la necesidad de la persona involucrada. Ocurre también en las empresas, donde el departamento de Recursos Humanos, como algunos líderes, recurren a solicitar coaching para sus empleados o equipos de trabajo, sin considerar primero, que esto debe surgir desde la necesidad y motivación de los individuos o equipos.
Por último, quisiera mencionar la importancia de la confidencialidad en todo proceso de coaching, sobre todo cuando existe la figura del patrocinador, que es quien paga por el proceso de coaching, pero no forma parte de él, como es el caso de las empresas por mencionar algunos. En este caso específico, es fundamental que en el acuerdo se especifique y aclare que el proceso iniciado por los empleados y/o equipos es absolutamente confidencial, por lo cual, se deben pautar claramente las vías a través de las cuales se dará a conocer información sobre el proceso, su evolución y resultados finales. Es importante que el coach, considere y clarifique con cada organización, si existen normas específicas que debieran ser comunicadas a Recursos Humanos.